D. Manuel Pardos. Presidente de ADICAE
Aunque pueda parecer lo contrario, si rascamos el dulce barniz que nos proporciona el nirvana del consumismo conformista (aderezado por el marketing agresivo y la sociedad del confort en que nos apoltronamos), descubrimos unos cauces subterráneos por donde discurren riesgos latentes, problemas graves cuando no, en muchos casos, potencialmente perjudiciales para la salud social en su conjunto: productos de ahorro que estafan «legalmente» a millones de familias; hipotecas trampa que están dejando a muchas familias en riesgo de exclusión social por los embargos; comisiones sangrantes impuestas sin ningún tipo de control; comportamientos empresariales que ningunean el papel del pequeño accionista; por no hablar de la liberalización de las telecomunicaciones y las nuevas tecnologías de la comunicación que plantean problemas a casi toda la población sin que haya manera de poner coto a los desmanes de las operadoras….
Todo ello se ha agravado con la situación actual, la actual crisis que sufrimos como consumidores y ciudadanos tiene tal envergadura que implicará cambios financieros, económicos, productivos y de consumo. Unos cambios que todos debemos impulsar. Para ello debemos organizarnos, para que no paguemos los de siempre la corrupción e ineficacia de banqueros, políticos, empresarios, ejecutivos y burocracia causantes de la grave situación que atravesamos. Hay que superar el conformismo y el fatalismo de “siempre ha sido así” a los que la mayoría de los poderes e ideólogos nos han querido someter durante muchos años.
La profunda crisis económica y financiera que estamos padeciendo, cuyas secuelas durarán muchos años, especialmente en España, ha hecho despertar a muchos de la burbuja conformista en que habitaban. Para que las lecciones de la crisis fructifiquen en nuevos valores consumeristas, ciudadanos y sociales, como propone ADICAE, es necesaria una posición activa y crítica que se transforme en fuerza colectiva para cambiar nuestra posición en la economía y el sistema financiero.
La lectura de todo esto, y muchas más cosas, no puede decirse, lamentablemente, que constituyan un análisis pesimista o radical del consumo porque es el pan nuestro de cada día. Mañana, y el próximo año, serán otros los problemas que se sumen a los anteriores no resueltos del todo, haciéndolos así eternos, como el de las comisiones bancarias y financieras.. Y es que no hay verdaderos programas de acción en materia de consumo, no basta no con unos “Planes Estratégicos” (cuyo diseño se ha revelado ineficaz e insuficiente); ni con las medidas de “reacción” frente a los problemas que a salto de mata se van planteando. Las modernas sociedades (pese al déficit democrático que se denuncia precisamente desde Europa) poseen vías para dar cauce a las reivindicaciones y necesidades colectivas. Pero teniendo en cuenta el preocupante nivel de atoramiento en la labor sensibilizadora, la peligrosa (e interesada) comodidad institucional con las instituciones dadas, y sobre todo en la creencia de que el derecho es una lucha de todos, ADICAE se alinea con ese espíritu. Aunque sabemos que la senda emprendida no es fácil, mientras no exista voluntad ni hechos que evidencien un cambio, la situación actual nos obliga. Por ello, hacemos un llamamiento para establecer mecanismos válidos de concienciación que hagan despertar al consumidor de su letargo individualista y lo sitúen de nuevo como protagonista de sus decisiones. Y para ellos debemos comenzar por nosotros mismos. Las asociaciones de consumidores en España y en muchos países europeos no pueden permanecer en su actual estado atomizado, burocrático, pasivo y dependiente que las sitúa como mero apéndice de las Administraciones Públicas y lastra su capacidad de respuesta eficaz a los problemas planteados, sobre todo colectivamente, a millones de consumidores.
Don. Manuel Pardós
Presidente de ADICAE